Hubo un vínculo entre los atentados de Londres y la participación británica en la guerra de Irak? El primer ministro británico, Tony Blair, lo niega insistentemente desde los ataques del 7-J, pero el veredicto de los expertos en seguridad es distinto. "El Reino Unido está expuesto a un riesgo mayor de sufrir un ataque, por ser el más íntimo aliado de Estados Unidos", dice el informe que divulgó ayer Chatham House, el prestigioso Instituto Real de Asuntos Internacionales. "No hay duda de que la situación en Irak ha impuesto dificultades particulares al Reino Unido y a la amplia coalición contra el terrorismo", añade.

La guerra de Irak "ha dado un empujón a la propaganda, el reclutamiento y la recaudación de fondos de la red de Al Qaeda", proporcionando a los terroristas "un objetivo y un territorio de adiestramiento". Además, añade el documento, el conflicto iraquí "ha desviado recursos que podrían haber sido empleados para sostener al Gobierno afgano de Hamid Karzai y para llevar a Bin Laden ante la justicia".

DISTRAIDOS CON EL IRA Los servicios secretos también son duramente criticados. Obsesionado con las actividades terroristas de los republicanos de Irlanda del Norte, el espionaje infravaloró la amenaza islamista hasta el 11-S. El informe --elaborado por Frank Gregory, de la Universidad inglesa de Southampton, y Paul Wilkinson, de la Universidad de St. Andrews (Escocia)-- denuncia también el "seguidismo de la política exterior británica", supeditada a la de su socio estadounidense. Ambos la comparan a "un pasajero sentado en la parte de atrás, forzado a dejar el control del volante a su aliado".

"Ir en el asiento trasero --explican-- ha demostrado ser costoso en vidas para los ejércitos de EEUU y Gran Bretaña, en vidas iraquís, en gastos militares y en el daño causado por la campaña contraterrorista". El informe, cuya independencia y calidad Blair no puede ignorar, provocó la reacción airada del Gobierno. "Estoy asombrado de que Chatham House diga ahora que no deberíamos habernos mantenido hombro con hombro con nuestros aliados tradicionales, los Estados Unidos", manifestó, muy acalorado, el ministro de Exteriores, Jack Straw.