Un día después de que Donald Trump volviera a cantar victoria en la Casa Blanca, sus principales expertos sanitarios en la gestión del coronavirus rebatieron la lectura edulcorada que el presidente de EEUU se empeña en vender para acelerar la reapertura de la economía.

«No estamos todavía fuera de peligro», declaró ayer el director del Centro de Control y Prevención de las Enfermedades (CDC), Robert Redfield, durante una audiencia ante el Congreso. Sus palabras fueron amplificadas por el doctor Anthony Fauci, la más respetada de las voces del equipo de científicos al frente del manejo de la crisis. Fauci advirtió de que si los estados se saltan los criterios de desescalada, como efectivamente están haciendo, las «consecuencias podrían ser muy serias».

Fauci reconoció que la cifra oficial de 80.000 fallecidos dejada hasta ahora por la pandemia en Estados Unidos «es probablemente más alta» e insistió en que es perentorio que los estados respeten las pautas oficiales para proceder con la desescalada, unas pautas que Trump ha pedido a los gobernadores que ignoren. «Si no lo hacen, hay un verdadero riesgo de que veamos nuevos picos que den paso a nuevos brotes», afirmó el director del Instituto Nacional de Alergias e Infecciones (NIAID).

«No solo podría causar un grado de sufrimiento y muerte innecesario, sino que retrasaría el camino de la reapertura», añadió Anthony Fauci.

Asimismo, el experto explicó que hay ocho prototipos de vacuna en distintos estadios de ensayo clínico y que antes del invierno debería saberse si alguna funciona, aunque también subrayó que no hay ninguna certeza de que vaya a ser el caso.

Los directores del NIAID y el CDC intervinieron en la comparecencia de forma telemática, tras haberse puesto parcialmente en cuarentena después de que dos allegados del presidente dieron positivo de covid-19: un mayordomo de la Casa Blanca y la secretaria de prensa del vicepresidente, Mike Pence.