La situación de Oriente Próximo es ahora peor que hace 15 años, cuando se celebró en Madrid la primera cumbre de paz entre Israel y sus vecinos árabes. Dicho agravamiento exige un nuevo esfuerzo internacional, y muy en particular del Cuarteto --EEUU, Rusia, UE y ONU--, para resolver el conflicto. Esa era ayer la percepción más extendida en la inauguración de Madrid+15, unas jornadas que reúnen en la capital a algunos de los participantes en la conferencia de paz de 1991.

La ceremonia inaugural contó con la lectura de sendos mensajes del expresidente de la URSS, Mijail Gorbachov, y el exsecretario de Estado de EEUU, James Baker, presentes en la cumbre de 1991, así como del anterior mandatario estadounidense, Bill Clinton, promotor del último plan fallido de paz en la zona. Los tres coincidieron en lamentar el fracaso de los sucesivos intentos para superar el conflicto y en la necesidad de buscar puntos en común.

Para Clinton, la solución está "cada vez más lejana". Más apocalíptico, Gorbachov advirtió de que "el drama de Oriente Próximo" puede convertirse en una "catástrofe global". El expresidente español Felipe González, anfitrión de la cumbre de 1991, consideró en su intervención que los "dividendos de paz" que se esperaban en su día se han convertido en "nuevos conflictos".

Sobre la idea lanzada la víspera por el ministro Miguel Angel Moratinos, de convocar una nueva conferencia de paz para Oriente Próximo, el embajador israelí, Víctor Harel, tachó de "inoportuna e inapropiada" la propuesta y afirmó que otra conferencia no debe celebrarse "ni en Madrid ni en ningún lado".