Abú Hamza Rabia, un alto dirigente de la organización terrorista Al Qaeda, murió el jueves en Pakistán víctima de una explosión ocurrida, al parecer, cuando manipulaba una bomba. Según informó ayer el Gobierno paquistaní, el accidente tuvo lugar en una casa del poblado de Arosay, en el Norte de Waziristán (noroeste del país), aunque los vecinos del lugar aseguran que Hamza fue liquidado con un misil lanzado desde un aparato no tripulado. "Llevábamos detrás de él desde el mes pasado, era un pez gordo dentro de Al Qaeda", declaró el ministro de Defensa paquistaní, Sheij Rashid Ahmed, que desvirtuó la hipótesis de un ataque.

"Era el jefe de operaciones internacionales. Probablemente era el número tres o el número cinco de la organización", agregó. En el momento de la explosión, a Hamza lo acompañaban cinco supuestos militantes de Al Qaeda que también murieron en el acto.

El primero en divulgar la información fue el rotativo paquistaní en lengua inglesa Dawn (Amanecer), y se cree que el silencio de dos días que mantuvo el Gobierno de Islamabad obedece a que la muerte del líder terrorista ocurrió en una zona --cerca de la frontera con Afganistán-- donde operan numerosos grupos radicales islámicos que cuentan con el apoyo de la población. Ayer por la tarde, la cadena de televisión árabe Al Arabiya, con sede en Dubai, informó de que un alto responsable del grupo terrorista había llamado por teléfono y había desmentido la muerte de Hamza.

La pasada primavera fue detenido en Pakistán Abú Faraj al Libi, considerado como el número tres de Al Qaeda. Este había sustituido en el puesto a Jalid Sheij Mohamed.