El Reino Unido despertó ayer con una mala, aunque esperada noticia. A primera ahora de la mañana, la carismática Mo Mowlan, artífice del Acuerdo de Viernes Santo, fallecía a los 55 años a consecuencia de un cáncer que padecía desde hacía años. Estaba considerada como uno de los políticos más populares y queridos por los británicos por sus logros como ministra de Irlanda del Norte, puesto que desempeñó desde 1997 hasta 1999. Mowlan asumió este ministerio, considerado el más difícil y peligroso del Gobierno, sólo cinco meses antes de que le fuera diagnosticado un tumor cerebral.

Las muestras de homenaje recibidas ayer desde todos los ámbitos ideológicos de Westminster y de las partes más enfrentadas y antagónicas del espectro político del Ulster son una muestra más de su carisma.

El primer ministro, Tony Blair, a quien se enfrentó duramente por su estilo presidencialista, la describió como "una de las más extraordinarias y pintorescas personalidades de la política británica". Además, quiso recordarla por su decisivo papel en Irlanda del Norte y en la creación e impulso del Nuevo Laborismo, ya que fue uno de los miembros del partido que más apoyó a Blair en sus primeros años como líder.

Mowlan nunca fue una política convencional, lo que la ayudó a ganarse el cariño de la gente. Con un sentido del humor incombustible, era capaz de quitarse la peluca en mitad de una reunión para rebajar la tensión o cantar y bailar delante de las cámaras.

Miembro del Partido Laborista desde 1969, fue elegida por primera vez como diputada en 1987, y se convirtió en ministra de Blair tras su primera victoria en 1997. Como titular de Irlanda del Norte consiguió que unionistas y republicanos se sentaran juntos a negociar, por primera vez en mucho tiempo, lo que tuvo como consecuencia la firma, en 1998, del histórico Acuerdo de Viernes Santo que abrió el proceso de devolución de la autonomía a la zona.

CITA CON PARAMILITARES Entre las anécdotas de aquella época, que dan muestras de su valentía y determinación, se encuentra la del día que visitó una cárcel de hombres para entrevistarse con paramilitares a los que intentó convencer de que se sumaran al proceso de paz.

A pesar de su enorme éxito o precisamente por ello --en aquel momento era más popular que Blair en las encuestas--, Mowlan fue destituida en 1999, lo que le produjo gran malestar. Dos años más tarde, abandonó su escaño en el Parlamento.