La familia del empresario catalán Manel Vila, uno de los españoles desaparecidos en Tailandia tras el maremoto, ha emprendido una dolorosa y difícil búsqueda con la esperanza de encontrarlo con vida en algún hospital del país asiático. Su hermano José María y la esposa de éste, Pilar Serón, suspendieron sus vacaciones navideñas en las pistas de esquí de Andorra y tomaron un avión en Barcelona que les trasladó a Bangkok.

El empresario barcelonés y su mujer llegaron a Phuket la noche del pasado jueves decididos a buscar donde fuese a Manel, del que no se sabe nada desde la fatídica mañana del 26 de diciembre. Vila, empresario de 53 años establecido en Ibiza, se encontraba disfrutando de las vacaciones en Tailandia junto a su esposa, la sueca Mónica Sandberg, y su hija, de nueve años.

"Vengo a buscarlo, estoy seguro que mi hermano habría hecho lo mismo por mi", dijo José María un poco después de llegar el pasado jueves a Phuket. La mujer de Manel y su hija fueron las últimas personas que lo vieron antes de que la ola gigante asolara la playa de Khao Lak. Mónica se encuentra ahora ingresada en un hospital de Suecia tras ser evacuada de Tailandia, mientras que la pequeña fue hallada sana varios días después de la catástrofe.

BUSQUEDA TETRICA Con la ayuda de la embajada española, José María y Pilar iniciaron el pasado viernes un angustioso peregrinaje por hospitales y ambulatorios. "Estando aquí me doy cuenta de que lo ocurrido es mucho más grave de lo que creemos en España", comentó José María. En el hospital de Takua Pa, reconocieron el rostro de Mónica en una de las fotografías expuestas en el tablón. La mujer aparecía con la cara desencajada y la mirada perdida unas horas antes de ser trasladada a Bangkok.

La búsqueda de Manel continuó en otros hospitales comarcales y en pequeños ambulatorios de la zona afectada, pero en ninguno pudieron obtener una sola pista que indicara que Manel hubiera sido atendido en uno de esos centros.

VUELTA A CASA Un avión de la fuerza aérea española aterrizó en la madrugada del pasado viernes en la base de Torrejón de Ardoz (Madrid) con un grupo de 10 españoles procedentes de Tailandia. Todos los afectados por el maremoto del día 26 presentaban un buen estado físico con la única excepción de la hispano- argentina Romina Cantón, que llevaba unos vendajes en las piernas y cojeaba ostensiblemente. Los evacuados, que declinaron hacer declaraciones sobre su experiencia, fueron recibidos por la secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Leire Pajín, y por personal del Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Cruz Roja.