Rusia, y más en concreto Moscú, se va perfilando como la retaguardia en la que la élite del régimen sirio, compuesta por los miembros del clan Asad y sus allegados inmediatos, descansa y se aleja de las tribulaciones de la guerra que desangra al país árabe desde hace ocho años, un lugar seguro donde invertir, a salvo de represalias o sanciones internacionales.

Una investigación de GlobalWitness, web especializada en asuntos de corrupción a escala mundial, desvela que la familia Makhlouf, formada por los primos hermanos del dictador sirio, Bashar el Asad, posee apartamentos de lujo en el Centro Internacional de Negocios de Moscú, selecto distrito financiero.

Según GlobalWitness, se trata de 18 pisos valorados en unos 36 millones de euros y repartidos en dos vanguardistas torres en forma de cubos superpuestos. La mayoría de los pisos han sido adquiridos por Hafez Makhlouf, primo hermano de Bashar el Asad.

Según ha asegurado la oenegé Amnistía Internacional, Hafez Makhlouf ocupó un puesto preeminente en el denominado Directorado General de Inteligencia, siendo un defensor a ultranza de la represión como método para aplastar en el año 2011 el levantamiento de miles de sirios pidiendo reformas y un proceso de democratización en el país.