Las imágenes difundidas ayer de un circunspecto y demacrado Fidel Castro agarrado al brazo de la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, frenarán momentáneamente los intensos rumores de los últimos días sobre el agravamiento del estado de salud del líder de la Revolución cubana. Ello no significa, sin embargo, que ni uno solo de los cubanos no sea consciente de que el momento de su desaparición se acerca. Incluido el propio Fidel, quien sorprendentemente se refirió a ello públicamente: "Yo estoy bien, pero, insisto, ninguno de ellos los dirigentes del partido y del Estado debe sentirse comprometido por mis eventuales reflexiones, mi gravedad o mi muerte", escribió en un artículo difundido ayer por la web Cubadebate.cu.

El expresidente cubano, de 82 años, convalece de una grave enfermedad intestinal que le llevó al quirófano en junio del 2006, cuando traspasó el poder a su hermano Raúl. Desde entonces no ha sido visto en público, y se sabe de él por fotografías esporádicas (la última de hace tres meses) y por sus artículos en la prensa cubana --toda ella oficial--, bajo el epígrafe Reflexiones del comandante en jefe . En las segundas Reflexiones difundidas en dos días, Fidel argumenta que decidió espaciar más estos artículos "a fin de no estorbar" a los nuevos dirigentes. El líder Cubano también dedica su artículo a dar la bienvenida al nuevo presidente de EEUU, Barack Obama, de quien se deshace en elogios. Según Fidel, "nadie podría dudar de la sinceridad de sus palabras cuando afirma que convertirá a su país en modelo de libertad".