El primer ministro británico, David Cameron, es el último líder conservador que ha denunciado el fracaso del multiculturalismo. Y para hacerlo, Cameron eligió ayer un foro internacional de seguridad, en la ciudad alemana de Múnich, en el que criticó "la pasiva tolerancia de los últimos años" con aquellos que rechazan los valores occidentales.

Cameron abogó por un "liberalismo más activo y fuerte" para defender la universalidad de los derechos humanos, la igualdad ante la ley, la democracia y la integración. "Bajo la doctrina del multiculturalismo estatal, hemos fomentado que las diferentes culturas vivan vidas separadas, alejadas entre sí y de la cultura dominante".

En su discurso, Cameron distinguió la religión musulmana de lo que llamó "la ideología política del extremismo islámico", que trata de captar a los jóvenes desarraigados, especialmente vulnerables. "Hemos fracasado en darles una visión de la sociedad a la que sientan que quieran pertenecer".

Por eso, precisó, el Reino Unido necesita una identidad nacional más fuerte para prevenir todo tipo de extremismos. Y Europa también. "Europa debe darse cuenta de lo que sucede en nuestros propios países. Tenemos que ir a la raíz del problema. Debemos practicar menos una tolerancia pasiva y más un liberalismo activo". Grupos musulmanes británicos criticaron ayer mismo a Cameron y le acusaron de "fomentar la paranoia".

El pasado otoño, la cancillera alemana Angela Merkel ya dijo que el multiculturalismo había fracasado en Alemania. Merkel hizo un llamamiento a la integración de los jóvenes musulmanes. Sus comentarios fueron respaldados por el primer ministro belga en funciones, el democristiano Yves Leterme. Y el debate se ha extendido a otros países, como Holanda y Francia. En España, el exjefe del Gobierno y del PP, Jose María Aznar, ha atacado repetidamente el concepto mismo de multiculturalismo.

"Transición inmediata"

El discurso de Cameron coincidió con las discusiones sobre las revueltas árabes, aunque él se cuidó de no aludirlas. Solo después pidió "una transición democrática inmediata" en Egipto. Coincidió también el discurso con una marcha en la localidad de Luton de una organización marginal de extrema derecha, la Liga Inglesa de Defensa, con entre 2.000 y 3.000 manifestantes. Un grupo similar de antifascistas desfilaron también por el centro de la ciudad, que tiene el 15% de la población musulmana.