El fiscal general británico, Lord Goldsmith, advirtió hace dos meses de la presunta ilegalidad de las acciones de los norteamericanos y británicos, al imponer reformas políticas en Irak, tras la caída del régimen de Sadam Husein, sin el apoyo explícito de las Naciones Unidas. No obstante, el primer ministro británico prefirió ignorar el informe, que fue filtrado precisamente ayer por el semanario ´New Statesman´.

"Desde mi punto de vista, es necesaria una resolución del Consejo de Seguridad que autorice la imposición de la reforma y la reestructuración de Irak y su Gobierno", señalaba el fiscal general británico. "Cuanto más larga sea la ocupación de Irak y mayores sean las tareas llevadas a cabo por una Administración interina, más difícil será justificar la legalidad de la ocupación", añadía el letrado.