El fiscal general egipcio, Abdelmeguid Mahmud, presentó hoy su dimisión ante el Consejo Superior de la Magistratura, como había anunciado, "por no poder continuar con su responsabilidad", informó la agencia estatal de noticias Mena.

Mahmud reveló el pasado viernes que tomaría esa decisión para no tener que investigar a quienes le cesaron en su día del cargo, en alusión al presidente depuesto Mohamed Mursi.

"Egipto afronta estos días el peligro de la conspiración de las fuerzas del mal que quieren la discordia y la división para el país, lo que nos obliga a todos a estar en la misma senda para defender los valores de la justicia y la ley", apuntó Mahmud.

El dimitido fiscal general dijo que ha ejercido su puesto "comprometido en devolver la independencia a la Fiscalía, de modo que fuese fiel a la patria y no a ningún otro grupo o corriente".

Mahmud, que quiere incorporarse a otro cargo dentro de la judicatura, fue restituido oficialmente el pasado jueves como fiscal general, después de que el Tribunal de Casación egipcio emitiera un fallo definitivo que invalidaba el nombramiento de Talaat Ibrahim,

La Corte se pronunció sobre un recurso que el propio Mahmud había interpuesto contra su cese por parte de Mursi en noviembre pasado, en una medida que le valió el rechazo de la mayor parte de la magistratura.

Mursi se otorgó la potestad, en su polémica declaración constitucional emitida el pasado 22 de noviembre, de cesar al fiscal general, lo que hasta entonces era una prerrogativa judicial, y reemplazó a Mahmud, criticado como cercano al régimen de Hosni Mubarak, por el juez Ibrahim.

Mahmud justificó la semana pasada el recurso que interpuso contra su sustitución para "defender la independencia de la Justicia y rechazar la violación de la ley de la Constitución", que -en su opinión- estaba llevando a cabo "la autoridad más alta del país", en referencia a la Presidencia.

Nada más volver a la Fiscalía, tomó decisiones como investigar y prohibir salir del país a Mursi y a dirigentes de los Hermanos Musulmanes por criticar al poder judicial, y ordenó la detención de algunos de ellos por instigar a la violencia.

El Ejército egipcio depuso el pasado 3 de julio a Mursi, elegido hace un año, y designó como mandatario interino del país al presidente del Tribunal Constitucional, Adli Mansur, quien deberá convocar y supervisar las próximas elecciones presidenciales.