La campaña electoral italiana sufrió ayer una sacudida de imprevisibles consecuencias con la decisión de la Fiscalía de Milán de inculpar a Silvio Berlusconi por "corrupción en actos judiciales". No fue la única mala noticia que recibió ayer el primer ministro y candidato de Forza Italia a la reelección. A menos de un mes de los comicios (9 de abril), Il Cavaliere recibió otro golpe con la dimisión del ministro de Sanidad, Francesco Storace, al que la justicia implicó en un turbio caso de espionaje de rivales políticos. Un viernes negro.

La fiscalía ha pedido al juez Fabio Paparella que abra un juicio contra el primer ministro, lo que en Italia equivale a un procedimiento de inculpación. Paparella deberá ahora fijar la fecha de una audiencia preliminar, después de la cual decidirá si da curso a la petición. Según la investigación de la fiscalía, el grupo Fininvest, propiedad de la familia del magnate, pagó al abogado británico y esposo de la ministra de Cultura de Tony Blair, Tessa Jowell, David Mills, 580.000 euros en 1997 a cambio de que hiciera declaraciones falsas en dos procesos judiciales en los que Berlusconi fue posteriormente absuelto. Uno de ellos, sobre la compraventa de derechos televisivos en EEUU para Mediaset, el grupo de televisión del mandatario italiano.

REACCION AIRADA El partido del primer ministro no podía recibir peor noticia en la recta final de una campaña que sigue inclinándose del lado del bloque progresista de Romano Prodi. "Una vez más, y justo antes de las elecciones, algunos magistrados renuncian voluntariamente a la búsqueda de la verdad para perseguir objetivos políticos", reaccionó el coordinador de Forza Italia, Sandro Bondi.

"Es un teorema falso, indigno e imposible", dijo Paolo Bonaiuti, portavoz del primer ministro. "El tándem que forman la fiscalía y el Corriere della Sera pegan todavía", dijo, en referencia a la primera notificación judicial contra Berlusconi, en 1994, revelada en exclusiva por este diario, el más vendido de Italia.

El sumario de las supuestas corrupciones nació de otro más amplio, abierto en el 2001, sobre fraude fiscal, que sigue en curso. Se sospecha que Berlusconi, el presidente de Mediaset, Fedele Confalonieri, y otros 12 directivos, adquirieron derechos de películas hinchando el precio, primero, y comprando y revendiendo hasta cuatro o cinco veces esos derechos para constituir fondos negros que han sido estimados en 276 millones de dólares (232 millones de euros). El monto de la evasión fiscal se calcula en 62 millones de euros.

La fiscalía acusó en el 2001 a Berlusconi de sobornar a Mills, imputado también ayer. Ante los magistrados milaneses, el abogado británico dio por lo menos tres versiones distintas del "regalo" recibido. Un regalo que hace tambalear el cargo de su esposa en el Gobierno británico.

A la inculpación de Berlusconi por corrupción se suma la baja de un ministro del partido ultra Alianza Nacional.

ESPIAR A MUSSOLINI El Tribunal de Milán ordenó el jueves el arresto de 16 personas por haber espiado, supuestamente a instancias del entonces presidente de la región de Lazio (Roma) y actual ministro de Sanidad, a la parlamentaria Alessandra Mussolini (extrema derecha) y al progresista Piero Marrazzo, rivales de Storace en las autonómicas del 2005. Los acusados son 11 investigadores privados, dos funcionarios de Hacienda, un inspector de policía y dos empleados de la telefónica Tim. Ayer, Storace se declaró "indignado" y su líder y segundo del Gobierno, Gianfranco Fini, alabó la dimisión del ministro.