Alemania y el Vaticano comparten una misma preocupación por las consecuencias nefastas, en especial desde el punto de vista humanitario, de un posible conflicto bélico en Irak. Así se expresó el ministro de Exteriores alemán, Joschka Fischer, tras el encuentro que mantuvo ayer en Roma con Juan Pablo II, una reunión que estuvo consagrada casi en su totalidad a la actual crisis iraquí.

No es el único punto de coincidencia entre ambos estados. "Compartimos el mismo compromiso en el sentido de esperar una solución pacífica a través de la aplicación de la resolución 1441" de las Naciones Unidas, declaró Fischer. El ministro de Asuntos Exteriores alemán también fue recibido por el secretario de Estado del Papa, Angelo Sodano, y su ministro de Asuntos Exteriores, Jean-Louis Tauran. El portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro Valls, insistió en que el Vaticano está "a favor de la paz y del derecho internacional".

Tras las entrevistas, Fischer dijo en rueda de prensa que la audiencia con el Papa le había "impresionado" y que había notado al Pontífice muy alarmado.

PREOCUPACION PAPAL

"El Santo Padre está preocupadísimo por las consecuencias que una guerra contra Irak puede tener, en términos humanos, para la población civil y en términos políticos para la estabilidad de toda la región", afirmó el político alemán.

Fischer agregó que el Vaticano y Alemania harán "todo lo posible" para que Bagdad respete la resolución de la ONU y no sea necesario recurrir a las armas. El ministro alemán resaltó el poder moral que tiene el Papa y el importante papel que puede desarrollar el Vaticano en esta crisis.

El próximo viernes, Juan Pablo II recibirá al vicepresidente iraquí, Tarek Aziz, que ha pedido audiencia. El jueves, el periódico de la Santa Sede, L´Osservatore Romano , había tachado de "poco convincentes" las pruebas presentadas por Colin Powell contra Irak ante el Consejo de Seguridad de la ONU.