Bélgica lleva ya 108 días sin ser capaz de constituir un Gobierno, debido al enfrentamiento entre los partidos flamencos y francófonos sobre la distribución del poder en una nueva reforma del estado federal. La batalla sobre el futuro político de la región de la capital, Bruselas, y su entorno centra todas las discusiones, mientras crecen los llamamientos a preservar la unidad del país.

"Hay grandes diferencias en el norte y el sur sobre el futuro del Estado", reconoció el presidente de la Cámara de Diputados, el democristiano flamenco Herman Van Rompuy, encargado por el rey de explorar una fórmula sobre la que construir una mayoría democristiana-liberal.

Los partidos flamencos reclaman la escisión del distrito electoral y judicial de Bruselas, para lograr la homogeneización lingüística.