Los partidos flamencos impusieron ayer su mayoría en el Parlamento belga para proseguir la tramitación del proyecto de ley que recorta los derechos electorales y judiciales de los francófonos de la periferia flamenca de Bruselas. La ofensiva de Flandes sin esperar a un acuerdo, dentro de la reforma del Estado prevista para julio, ha fracturado el Gobierno federal de forma quizás irreparable.

Los partidos francófonos presentaron enmiendas que obligarán a un nuevo examen del texto por el Consejo de Estado (Tribunal Supremo). Además, plantearon un nuevo conflicto de interés, que aplazará 120 días la votación de la ley para escindir el distrito electoral y judicial de Bruselas-Hal-Vilvorde.

El golpe flamenco ha parado la reforma del Estado para aumentar los poderes regionales, que reclama Flandes.