La visita de Emmanuel Macron al Festival del Cómic de Angulema dejó el jueves la sorprendente imagen del presidente francés sonriente sujetando una camiseta en la que aparecía la mascota del certamen con un esparadrapo en el ojo y el eslógan LBD 2020, que alude tanto al cartel del concurso como al lanzador de balas de defensa, las polémicas armas usadas por los antidisturbios que han dejado tuertos a algunos chalecos amarillos.El dibujante y autor de la ilustración, Julien Berjeaut, alias Jul, sonríe junto al presidente en una foto que no ha sentado nada bien en las filas de las fuerzas del ordendel país. Algunos sindicatos han calificado de «escandaloso» el gesto de Macron, que se ha defendido de la polémica esgrimiendo la libertad de expresión.

«Estamos en un país donde tenemos derecho a criticar. Pero hay una contrapartida: no hay derecho a la violencia. El problema viene de nuestros conciudadanos, que han decidido entrar en la violencia. En todo caso, desde mi posición, debo defender la creatividad, la libertad de expresión, incluída la insolencia y la creación de artistas que dicen cosas con las que no estoy de acuerdo», dijo.

Poco después de que Jul la colgara en las redes sociales, la instantánea corrió como la pólvora, igual que aquel selfi controvertido en el que Macron aparece junto a dos jóvenes de la isla de Saint Martin (Antillas) en el 2018 mientras uno de ellos hace el gesto de la peineta.

El entorno de Macron se ha esforzado en subrayar que el presidente le expresó al ilustrador su desacuerdo respecto a la violencia policial pero que estamos en una democracia y que el presidente cree en la libertad de blasfemar y caricaturizar.

Pero las fuerzas del orden hacen una lectura diferente del asunto. «Se espera otra cosa de un presidente. Es escandaloso», sostuvo Yves Lefebvre, secretario general de Unité-SGP-FO. «Es una señal de desconfianza y de desprecio hacia quienes le han permitido que siga siendo el presidente gracias al mantenimiento del orden en un momento en el que la República vacilaba».