Los 1007 senadores, diputados y delegados autonómicos de Italia no han conseguido elegir en la primera votación al sucesor de Giorgio Napolitano al frente de la presidencia de la República. Pese a que conservadores y progresistas habían pactado la candidatura de Franco Marini, de 80 años, exdemocristiano, exsindicalista y católico, el aspirante no ha recabado los apoyos necesarios, lo que ahora plantea grandes problemas internos a ambos partidos, principalmente entre los progresistas del PD liderado por Pier Luigi Bersani. Los indignados del Movimiento 5 Estrellas (M5S) habían presentado al jurista Stefano Rodotá, laico, exprimer presidente italiano de la Autoridad para la Privacidad, seleccionado a través de internet.

En la primera votación, Marini logró 524 votos, Rodotá 241 y los demás 212. Hubo 121 votos en blanco. Ningún candidato ha obtenido los 672 votos necesarios (dos tercios) para las tres primeras votaciones. Esta tarde tendrá lugar la segunda votación y, de no salir tampoco ningún elegido, el Parlamento reunido en sesión conjunta, proseguirá las votaciones de forma continuada. A partir de la cuarta votación, el candidato necesita sólo 504 votos (51%).

El pacto sobre el candidato Marini ha dividido a los progresistas, una parte de los cuales han optado por no seguir la disciplina de partido, lo que podría alargar los plazos de la elección. En el pasado, Carlo Azeglio Ciampi y Francesco Cossiga fueron elegidos en la primera votación, mientras que Giovanni Leone, en los años 70, tuvo que esperar 23 escrutinios.

Protesta de los indignados

Durante las votaciones de esta mañana, un centenar de parlamentarios del Movimiento 5 Estrellas (M5S), gritaban frente al Congreso contra lo que el fundador, Beppe Grillo, considera “un suicidio de la clase política”. A pocos metros de distancia, los parlamentarios jóvenes del progresista Partido Democrático, también manifestaban su disconformidad sobre la candidatura de Marini. Los comunistas de Izquierda y Libertad (SEL) habían rechazado la candidatura de Marini, amenazando con romper la alianza con el PD. “¡Vendidos!”, gritaban unidos los indignados y los jóvenes progresistas.

Una parte de los progresistas ya se había rebelado el miércoles por la noche contra el pacto con los conservadores, considerando que Marini no representa la unidad nacional. "Es un desaire al país, que está pidiendo cambios", ha protestado Matteo Renzi, el joven candidato a dirigir el partido progresista, derrotado en las pasadas elecciones primarias del PD. “Marini es un hombre del siglo pasado”, ha añadido. “No queremos tener nada que ver con Berlusconi”, gritaban en la noche los jóvenes progresistas frente a la sede del partido. Sin embargo, la elección de Marini con el apoyo conservador comportaría luz verde para el progresista, Pierluigi Bersani, como candidato a primer ministro. Le faltan una docena de votos para tener la mayoría en el Senado, que se los podrían dar los conservadores, devolviéndole el favor por la candidatura del moderado Marini como jefe del Estado y formar así una Gran Coalición.

“Marini es el suicidio de la clase política”, ha dicho de su parte el indignado Beppe Grillo, del M5S. Su candidato Rodotá podría ser también un buen favorito de los progresistas, en el caso de tres primeras votaciones ineficaces. Sin embargo, la candidatura Marini del Partido Democrático escondería, según apuntan este jueves muchos comentaristas italianos, el verdadero candidato progresista, que sería Romano Prodi, fácilmente elegible por los progresistas a partir de la cuarta votación. “Emigraremos todos al extranjero”, había dicho Berlusconi en el caso de que se planteara la candidatura de Prodi.