La entrada de la nave Open Arms, con 147 migrantes a bordo, en aguas de Lampedusa, ha agravado aún más la crisis del Gobierno populista de Italia, que comenzó formalmente el pasado martes con el rechazo por parte del Movimiento Cinco Estrellas (M5S) de la agenda de Matteo Salvini, viceprimer ministro y líder de la Liga, para adelantar las elecciones.

La intención de Salvini era, tras la decisión del miércoles de un tribunal administrativo de permitir la entrada del barco en aguas italianas, aprobar un nuevo decreto para impedirlo. Lo firmó de madrugada, pero necesitaba el apoyo de los ministros de Transporte, Danilo Toninelli, y de Defensa, Elisabetta Trenta (ambos del M5S), que se negaron.

También se topó con la censura del primer ministro, Giuseppe Conte, quien a través de Facebook acusó al dirigente ultra de «una inaceptable colaboración desleal», le recordó que «la política no es poder, sino una enorme responsabilidad» y le reprochó «rupturas institucionales» determinadas «por ímpetus políticos». Al final Conte reclamó a Salvini que «adopte las necesarias medidas para asistir y tutelar a los menores presentes en la embarcación». El líder de la Liga contestó inmediatamente que está «obsesionado por la seguridad de los italianos» y dolido porque Conte escogiera las redes sociales para acusarle, en lugar de decirle «las cosas a la cara».

Los observadores italianos, incluido el subsecretario de Presidencia y hombre fuerte de Salvini, Giancarlo Giorgetti, llevan varios días subrayando que «Salvini se ha metido por sí solo en la esquina, marcándose un autogol».

En Ferragosto (fiesta italiana del 15 de agosto) es tradición que el ministro del Interior convoque una rueda de prensa para ofrecer un balance del año.

Esta vez Salvini lo hizo desde Castelvolturno, localidad cercana a Nápoles, lugar de inmigrantes esclavos del trabajo, jóvenes obligadas a prostituirse y mercados de drogas al aire libre. Allí recibió el mensaje de Conte y la oposición «por razones humanitarias» de la ministra de Defensa de confirmar un nuevo decreto contra el Open Arms. «No creo en los complots, ni en las coincidencias, pero en este agosto (algunos) se movilizan para dejar pasar la migración clandestina, (…) será una casualidad», espetó Salvini.