Francia endurecerá la legislación para hacer frente a la violencia que salpica las manifestaciones de los chalecos amarillos y evitar que los radicales que aprovechan las protestas para enfrentarse a las fuerzas del orden, destrozar mobiliario urbano y saquear comercios «tengan la última palabra». El primer ministro francés, Edouard Philippe, anunció ayer en TF1 una nueva ley para sancionar a los alborotadores y a quienes participen en manifestaciones no declaradas. «Si queremos defender la libertad de manifestarse, tenemos que completar nuestro dispositivo legislativo», dijo Philippe.

Algunos sindicatos policiales habían reclamado un fichero de revienta manifestaciones similar al que existe para los hooligans. Sin llegar a hablar de fichero, el Gobierno admitió que el nuevo marco legislativo se inspirará en las medidas adoptadas en el año 2000 contra el hooliganismo.

El pasado sábado, tras una tregua durante las fiestas navideñas, los chalecos amarillos volvieron a las calles y con ellos los disturbios protagonizados por elementos radicales, con o sin chaleco amarillo, a menudo encapuchados y pertrechados con mascarillas.

Una de las escenas que más ha chocado es la del excampeón de boxeo Christophe Dettinger emprendiéndola a derechazos contra un gendarme en la pasarela Senghor que une el museo de Orsay con las Tullerías. Dettinger se entregó voluntariamente ayer a la Policía e intentó justificar su reacción alegando que hacía frente a la agresividad de los agentes.

Otro episodio que ha enervado al Ejecutivo es que su portavoz tuvo que ser evacuado del ministerio cuando un grupo de violentos logró entrar en el patio del edificio. «Los que cometen estos actos olvidan el corazón del nuestro pacto cívico. Se hará justicia. Todos deben controlarse para que lleguen el debate y el diálogo», dijo Emmanuel Macron en la noche del sábado tras condenar la «extrema violencia» con la que se atacó a los representantes de la República y sus símbolos.

A la vista de este nuevo pico de tensión, el primer ministro reunió el domingo al ministro del Interior, Christophe Castaner, y al secretario de Estado de Seguridad, Laurent Nuñez, para comenzar a perfilar las medidas que atajen la violencia que amenaza con convertirse en un ritual de los sábados.

Desde que se inició la contestación el pasado 17 de noviembre ha habido más de mil condenas y más de 5.000 detenidos a la espera de juicio. El pasado sábado hubo 354 arrestados y el Gobierno parece prepararse para una nueva jornada violenta por lo que desplegará un gran dispositivo policial y procederá a detenciones preventivas.

«No podemos aceptar que algunos aprovechen estas manifestaciones para romper, para quemar. A veces vienen a saquear, a veces para poner en cuestión las instituciones», insistió Philippe.

La Francia Insumisa de Jean Luc Mélenchon expresó ayer su preocupación por las medidas anunciadas por el primer ministro mientras que el líder de Los Republicanos, Laurent Wauquiez, pidió regresar al estado de emergencia.

APOYO ITALIANO / Los dos vicepresidentes del Gobierno de Italia, Luigi Di Maio y Matteo Salvini, líderes del antisistema Movimiento Cinco Estrellas (M5S) y la ultraderechista Liga, respectivamente, expresaron ayer su apoyo a los chalecos amarillos.

Di Maio fue quien más se explayó sobre estas protestas en el país vecino y, en un artículo en su blog, animó a los chalecos amarillos a «no rendirse» pues «una nueva Europa está naciendo».