Otra de las reformas prometidas por Nicolas Sarkozy para controlar la inmigración está en marcha. El Gobierno francés envió ayer al Consejo de Estado, en plena campaña de las legislativas, una ley que endurecerá las condiciones para el reagrupamiento familiar de los inmigrantes, que incluye un examen de francés en el país de origen y la firma por los familiares de un contrato de acogida e integración (CAI). La ley se debatirá con carácter de urgencia en julio.

El texto, elaborado por el nuevo Ministerio de Inmigración, Identidad Nacional y Codesarrollo, fue desvelado ayer por el diario conservador Le Figaro. El ministro, Brice Hortefeux, aseguró que se trataba de "una presentación anticipada" y que el borrador "no es el enviado al Consejo de Estado". Sin embargo, no desmintió ninguno de los puntos adelantados por el diario, que coinciden, además, con las ideas expuestas por Sarkozy en su campaña para las presidenciales. El Consejo de Estado puede modificar el texto antes de su aprobación por el Gobierno.

CUATRO LEYES El anteproyecto consta de solo 14 artículos, cuyo objetivo es endurecer las leyes de inmigración --se han elaborado cuatro en cuatro años--, en especial la impulsada por Sarkozy desde el Ministerio de Interior en el 2006. El nuevo texto obliga al "miembro de la familia que pida entrar en Francia" a someterse "en su país de residencia a una evaluación de su grado de conocimiento de la lengua y de los valores de la República". El examen permitirá la obtención de un visado de larga duración y el inicio del proceso de reagrupamiento familiar.

La ley del 2006 requería ya la firma del CAI a la llegada a Francia para que un inmigrante obtuviera el primer carnet de estancia y la carta de residente durante 10 años, pero ahora la exigencia se extiende a la familia. El reagrupamiento familiar supone el primer motivo de la llegada de inmigrantes.