Circular por las calles francesas con un burka puede costar 750 euros de multa si prospera la iniciativa del presidente del grupo parlamentario de la mayoría, Jean François Copé. Partidario de prohibir por ley el velo integral que llevan algunas mujeres musulmanas, el jefe de filas del partido de Nicolas Sarkozy --la Unión por un Movimiento Popular (UMP)-- en la Asamblea Nacional no defiende, sin embargo, una posición unánime del Gobierno, que sigue dividido sobre la cuestión. Los socialistas tampoco se ponen de acuerdo.

Antes del verano, Sarkozy lo dijo muy claro: "El burka no es bienvenido en Francia". El presidente juzgó esta prenda incompatible con los principios de igualdad de la República, no por su simbología religiosa, sino por considerarla un instrumento de humillación y anulación de la mujer. Sin embargo, se abstuvo de pronunciarse sobre la forma de llevar a la práctica un asunto tan complejo y que afecta a una comunidad en expansión como la musulmana, integrada por más de cinco millones de personas. La tarea se encargó a una comisión parlamentaria.

A la espera de que la comisión ofrezca sus conclusiones, el jefe del Estado ha evitado intervenir. No así Copé. En una entrevista que publicará este fin de semana la revista semanal de Le Figaro , el presidente del grupo parlamentario dice que este mes presentará su propuesta. La ley se aplicaría "a todas las personas que vayan por la vía pública con el rostro totalmente cubierto". Y prevé "una sanción más grave para la persona que obligue a un mujer a llevar un velo integral".