«Como el teletrabajo se impone en nuestras vidas», «Vuelta a lo anormal», «En libertad vigilada», con estos titulares la prensa gala resumía ayer el inicio del desconfinamiento en Francia. Un proceso de desescalada a dos velocidades, adaptado a la realidad de cada territorio: especialmente restringido en las «zonas rojas», donde el virus todavía golpea con fuerza y los hospitales siguen saturados; y más liviano en las «zonas verdes», donde el número de contagios y la presión hospitalaria son más reducidos.

Tras 55 días de confinamiento, Francia da así el pistoletazo de salida a un proceso que será «prudente, progresivo y muy lento», en palabras del propio primer ministro, Édouard Philippe. Especialmente lento en las regiones de Île-de-France, Hauts de France, Bourgogne-Franche-Comté y Grand-Est, las cuatro «zonas rojas», donde habitan 27 millones de franceses.

En París, donde el covid-19 se ha cobrado más de 1.500 víctimas mortales y 1.800 personas continúan hospitalizadas, la gestión del transporte público, potencial foco de nuevos contagios, acapara todas las miradas. El metro parisino retomó el 75% de su actividad bajo una nueva normativa: el uso obligatorio de mascarillas y un justificante para acceder a él en las horas punta (entre 6.30 y 9.30 y entre 16.00 y 19.00 horas). Sin embargo, a primera hora de la mañana, las televisiones francesas mostraban imágenes de vagones saturados.

PARQUES CERRADOS / Para evitar posibles multitudes, los parques y jardines de la capital, así como aquellos de las «zonas rojas», permanecerán cerrados en esta primera fase de desconfinamiento. Las salas de espectáculos, teatros y grandes museos también tendrán que esperar para recibir de nuevo a su público. Los cafés, bares y restaurantes tampoco retomarán, por ahora, su actividad.

Algo más afortunados, los comercios y boutiques, aprovecharon este fin de semana para cambiar sus escaparates, congelados en el tiempo desde el 17 de marzo. Muchos de ellos exigen ahora el uso de mascarillas y restringen el número de clientes.

Bajo estrictas condiciones, colegios y guarderías reabrirán progresivamente sus puertas en todo el territorio. El éxito o fracaso de esta primera fase, que permite a todos los ciudadanos desplazarse sin necesidad de justificante -si no se superan los 100 kilómetros de distancia de la vivienda- y reunirse en público y en privado, con un máximo de 10 personas, dictará el calendario de las próximas etapas.