Alvaro Uribe no quiere ni oír hablar de otra mediación de Chávez con las FARC. El propio Chávez dice que los canales de comunicación con la guerrilla han sido "pulverizados". Ecuador, por su parte, se niega a restaurar relaciones con Colombia: en medio de este clima enrarecido aterrizó en Bogotá el ministro de Exteriores de Francia, Bernard Kouchner, precisamente con el propósito de aliviar las tensiones en la zona y favorecer de este modo la liberación de Ingrid Betancourt, en poder de los rebeldes desde hace más de seis años. Kouchner viajará también a Quito y Caracas con un objetivo básico en mente: lograr que el presidente venezolano restablezca el contacto con las FARC.

Son tres presidentes (Alvaro Uribe, de Colombia, por un lado, y por el otro Hugo Chávez, de Venezuela, y Rafael Correa, de Ecuador) enfrentados en un ajedrez político que el responsable francés intenta desactivar.

El enviado del Elíseo tenía previsto reunirse anoche con el presidente Uribe, que ha manifestado en público su rechazo a una nueva labor de mediación de su homólogo venezolano. El titular de Exteriores de Colombia, Fernando Araújo, dio muestras de cintura diplomática al declarar que el Gobierno tiene "la mejor disposición" para "escuchar los planteamientos" de Kouchner, pero lo cierto es que nadie en Bogotá espera que Uribe acceda a resucitar la mediación chavista.

El escenario en la región es tan previsible que los familiares de la excandidata presidencial secuestrada han hecho un llamamiento al ministro francés para que haga lo que considere necesario aun sin el aval del presidente colombiano.

"Una cosa es que el presidente Uribe no tenga intención de contar con la mediación del presidente Chávez, y otra cosa que Francia pueda utilizar los caminos propicios para llegar a un acuerdo con las FARC --declaró su hermana Astrid--. Ese camino, creo, pasa necesariamente por las gestiones de Chávez".