El primer ministro francés, Edouard Philippe, asume que el Gobierno se verá obligado a bajar los impuestos y que tendrá que hacerlo deprisa, al constatar que «el país ha alcanzado una especie de tolerancia fiscal cero». Philippe presentó ayer las principales conclusiones que extrae el Ejecutivo de lo que han dicho los ciudadanos en los dos meses que ha durado el gran debate nacional lanzado por Emmanuel Macron. Los franceses han podido dar su opinión sobre ecología, servicios públicos, democracia y fiscalidad en una página web, en las reuniones organizadas por los Ayuntamientos o en los cuadernos de quejas que los consistorios pusieron a su disposición. 1,5 millones de personas han participado. Una de las conclusiones es la «exasperación fiscal» que le muestra al Gobierno el camino de la bajada rápida de impuestos.