Francisco besará esta noche el suelo de Santiago en su sexta visita pastoral en América Latina desde que inició su papado. «Mi paz les doy», es su lema. Jorge Bergoglio fue aclamado en Brasil en el 2013 durante la Jornada Mundial de la Juventud. Lo jalearon dos años más tarde en Ecuador, Bolivia y Paraguay. Jugó en La Habana, también en el 2015, un papel crucial en el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y EE.UU. El pontífice llevó su impronta a México (febrero del 2016) y, el año pasado, Colombia. Francisco sobrevolará su país, Argentina, y en Chile, primera etapa de su gira, lo espera un escenario insospechado años atrás. Uno de los países otrora más católico de la región con mayor número de feligreses en el mundo, pondrá a prueba su fuerza carismática. Las protestas mapuches y las denuncias de abusos sexuales -que El Periódico ha denunciado exhaustivamente- que involucran a 78 integrantes de la Iglesia marcan su visita.

Una encuesta indica que los chilenos tienen la valoración más baja sobre Bergoglio en la región (5,3 frente a un promedio de 6,8). La situación es tan inédita que, tras seis ataques contra parroquias, la presidenta Michelle Bachelet y su sucesor electo, el magnate Sebastián Piñera, pidieron a la población que reciban al Papa con respeto, paz y alegría.