Igual que en lo sanitario el coronavirus golpea especialmente a los más débiles y vulnerables, en lo económico su impacto es más duro para las pequeñas y medianas empresas, muchas de las cuales agonizan en la pandemia. Y eso es lo que ha provocado los últimos movimientos del presidente Donald Trump, en materia económica y también de inmigración.

El impacto de la crisis ha hecho que al menos 22 millones de estadounidenses se hayan sumado a las listas del paro en el último mes. Por eso, Trump firma hoy una orden ejecutiva por la que va a suspender durante 60 días la concesión a inmigrantes de permisos de residencia permanente, las «green cards» que abren las puertas al mercado laboral en EEUU.

La orden tiene un alcance menor de lo que el propio presidente avanzó el lunes, cuando en un tuit prometió suspender temporalmente toda la inmigración a EEUU. Finalmente no afectará a inmigrantes que llegan para visitas o como trabajadores temporales, mano de obra fundamental para sectores como el agrícola o el tecnológico. En cualquier caso, le ha servido al dirigente para lanzar su mensaje nacionalista de «América primero». «Ayudaremos a poner a los estadounidenses parados primeros en la lista de empleo cuando EEUU reabra», dijo el martes. «No queremos que tengan competencia».

MEDIDAS ECONÓMICAS / Y es a esos pequeños negocios que son los que más están sufriendo la crisis, a los que Trump dedica sus medidas económicas, para garantizar que puedan seguir pagando nóminas y evitar despidos. A ellos va destinado el grueso del segundo paquete de estímulo que ha preparado la Casa Blanca con el Congreso, una inyección de más de 480.000 millones de dólares que también incluye partidas para hospitales y pruebas de covid-19, una enfermedad que de momento ha contagiado a más de 820.000 personas en EEUU y ha dejado más de 45.000 muertos.

La ayuda era necesaria porque el primer programa de ayuda de 349.000 millones, parte del histórico rescate de 2,2 billones de dólares, se agotó en dos semanas. Lo hizo, además, con escándalo, pues se ha sabido que mientras miles de pequeños negocios no conseguían acceder a las ayudas se beneficiaron de ellas grandes empresas, incluyendo según un análisis de The Wall Street Journal 103 que cotizan en bolsa, 20 con más de 500 empleados y 29 con ingresos de más de 100 millones de dólares.

ESCÁNDALO / Una de las grandes empresas señaladas en el escándalo, la cadena de hamburgueserías Shake Shack, anunció el lunes que devolvería los 10 millones que había recibido. Y el martes el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, recordó que «la intención de este dinero nunca fue para grandes compañías que cotizan que tienen acceso a capital». La radio pública NPR ha comprobado que los bancos encargados de gestionar las ayudas se han quedado 10.000 millones de dólares en comisiones.

El nuevo paquete ha sido negociado entre republicanos y demócratas. Estos últimos consiguieron elevar cantidad destinada a pequeños negocios inicialmente propuesta por los conservadores, pasando de 250.000 a 380.000 millones de dólares. Y que parte de ese dinero, 60.000 millones, vaya a entidades comunitarias que prestan a pequeños negocios sin acceso suficiente a entidades bancarias; 75.000 millones irán para hospitales y 25.000, a pruebas. Los demócratas no lograron financiación para asistencia para alimentación para los ciudadanos de menos ingresos.