La tierra tembló violentamente ayer en Irán. Un fuerte terremoto de 6,4 en la escala de Richter sacudió la provincia de Kerman, situada a unos 1.000 kilómetros al suroeste de Teherán, y causó al menos 420 muertos y 900 heridos, según anunció el gobernador de la zona, Mohamed Alí Karimi. Pero las autoridades iranís y agencias de prensa ya indicaron que la cifra de fallecidos crecería hasta 500 o un millar cuando los equipos de rescate lograran llegar a muchos pequeños pueblos afectados, que ayer eran inaccesibles debido al mal tiempo y a los derrumbes que bloqueaban las carreteras.

EL PRECEDENTE Las autoridades desplazaron a la zona seis helicópteros y dos batallones del Ejército que se unieron a las labores de rescate. Hace poco más de un año, el 26 de diciembre del 2003, y en una zona próxima, en la ciudad de Bam, otro terremoto sembró también la muerte y destrucción.

La tierra empezó a temblar a la 5.55 horas de ayer, dos horas menos en España. El epicentro del seísmo se situó cerca de la localidad de Zarand, de unos 15.000 habitantes, situada a 70 kilómetros al norte de la ciudad de Kerman, capital de la provincia del mismo nombre.

Las autoridades iranís aseguraron ayer que el terremoto tuvo poca incidencia en las grandes ciudades de la zona y que la mayoría de fallecidos eran vecinos de pequeños pueblos situados en las montañas, sobre todo los próximos a Zarand. "Una vez podamos acceder a algunos pueblos, el balance de muertos puede superar los 500 y entre 4.000 y 5.000 los heridos", dijo un médico del hospital provincial.

El gobernador de la provincia de Kerman cifró en 40 los pueblos más castigados por el terremoto. En ellos viven alrededor de 30.000 personas. La televisión iraní mostró imágenes de localidades devastadas y de vecinos buscando angustiados a sus familiares y amigos desaparecidos entre las ruinas de las casas, muchas de ellas de adobe.

El pánico aumentó con las 20 réplicas que sucedieron al fuerte temblor. En el pueblo de Dahuyeh, de apenas 800 habitantes, no quedó ni una construcción en pie. En el momento del seísmo, muchos de sus vecinos se encontraban dentro de la mezquita de la población, participando en la primera plegaria del día. El templo se derrumbó sobre sus cabezas.

REPARTO DE AYUDA Los equipos de rescate empezaron pronto a repartir por la zona devastada comida, medicinas, tiendas de campaña y mantas, ya que en esta época del año el frío es muy intenso. Las fuertes lluvias --en algunas zonas, nieve--, que según las previsiones durarán hasta el jueves hicieron más difícil la labor de los socorristas, a los que se unieron, además de soldados y voluntarios, efectivos de la Guardia de la Revolución y las milicias islámicas. El mal tiempo también perjudicó la asistencia a los afectados.

Los hospitales de la ciudad de Kerman, de unos 300.000 habitantes, situada cerca de la frontera con Afganistán y Pakistán, quedaron pronto colapsados de heridos que llegaban de todas partes. Peor situación se vivió en el único centro hospitalario de Zarand, equipado con tan sólo 100 camas y dos médicos.

ZONA SISMICA Irán, situado en una zona sísmica de gran actividad, ha sufrido en los últimos años varios terremotos de gran intensidad, para los que está muy mal preparado. La baja densidad de población en la provincia de Kerman y la profundidad en la que se produjo el terremoto, a unos 60 kilómetros bajo tierra, contribuyó a que el número de muertos de ayer fuera muy inferior al registrado en Bam, que causó 26.000 fallecidos.

Aún así, los sismólogos subrayaron que el mismo seísmo en EEUU o Japón apenas hubiera alarmado a la población. En Irán, añadieron estos expertos, "la vulnerabilidad de las poblaciones y de las construcciones" causa muchas víctimas.