Un comando del cuerpo de élite de la Gendarmería francesa puso fin ayer al secuestro de un barco de la Sociedad Nacional Córcega-Mediterráneo (SNCM) por marinos huelguistas, que rechazaban el programa de privatización de esta naviera, al borde de la quiebra. Los barcos de la SNCM cubren las rutas de enlace entre Francia, Córcega y Argelia, y su privatización supondrá la supresión de entre 350 y 400 empleos sobre 2.400 puestos de trabajo, principalmente ocupados por corsos.

La espectacular intervención de unos 50 efectivos del Grupo de Intervención de la Gendarmería (GIGN), que participaron en el asalto del barco Pascal Paoli , apoyados por cinco helicópteros, fue criticada por los sindicatos y los partidos de izquierda. Los marinos del Sindicato de Trabajadores Corsos (STC), sin ningún tipo de armas, se apoderaron, en la víspera, del transbordador --sin pasajeros-- en Marsella, y convencieron a la tripulación para que pusiese rumbo a Bastia.

"NO SOMOS PIRATAS" Ante la imposibilidad de entrar en el puerto, los marineros se entregaron a los agentes armados y encapuchados que asaltaron el ferry . El jefe del sindicato, Alain Mosconi, había dicho, poco antes del asalto: "No somos piratas, sino padres de familia. Hemos vivido en la dignidad y nos comportaremos con dignidad".

Según periodistas en el barco, los marinos amotinados fueron esposados, y los gendarmes interrogaron a los oficiales de a bordo para identificar a los autores del secuestro y arrestarlos, en virtud de la investigación abierta por la fiscalía de Marsella por secuestro del buque, delito que puede ser castigado con 20 años de prisión. La operación militar, que utilizó las técnicas del contraterrorismo marítimo, fue ordenada por el primer ministro, Dominique de Villepin, para evitar "cualquier incidente", según destacó el portavoz gubernamental Jean-Fran§ois Copé.

El Pascal Paoli , uno de los barcos más nuevos y de mayor tonelaje de la SNCM, fue elegido el símbolo de la resistencia nacionalista cuando el Gobierno decidió privatizar esta naviera.