Ala puerta del Centro Internacional de Convenciones de Manchester, un grupo de militantes conservadores hace campaña contra el Tratado de Lisboa. La carta para la que están recogiendo firmas no va dirigida al líder de los tories , David Cameron, sino a Vaclav Klaus, el presidente de la República Checa. En la misiva le instan a que resista y no ratifique de momento el tratado, una demora que facilitara la celebración de un referendo en el Reino Unido.

Como en tantas ocasiones anteriores, Europa vuelve a dividir a los tories , que iniciaron ayer la que posiblemente será su última conferencia anual en el banquillo de la oposición. La semana es crucial para que Cameron y su equipo convenzan a los votantes de que son la alternativa a más de 12 años de laborismo. A Manchester han llegado esperando que un plan económico sobre impuestos, déficit fiscal y lucha contra el desempleo, cuidadosamente elaborado, acapare la atención. Sin embargo, las querellas sobre Europa han resurgido y amenazan con quebrar la armonía y llenar los titulares.

PROMESAS DEL LIDER Cameron ha prometido la celebración de un referendo sobre el Tratado de Lisboa, pidiendo el no , si gana las elecciones generales de junio y alguno de los 27 países miembros de la Unión Europea no lo ha ratificado aún. A día de hoy, falta la firma de Polonia y la República Checa. El domingo, el presidente Klaus advirtió a Cameron, con quien se está carteando desde hace semanas, de que es "demasiado tarde" para tratar de detener el tratado.

El líder conservador parece haber perdido cierto entusiasmo con la idea. De momento, no ha aclarado qué hará, si se encuentra con que la reforma ha recibido ya la luz verde de todos los estados. La alternativa, según fuentes del partido citadas ayer por el diario The Guardian , podría ser hacer una consulta exigiendo para el Reino Unido la devolución de importantes competencias que ha cedido a Bruselas. La restauración de poderes en materia social, de empleo, Justicia e Interior formarían parte esa reclamación.

La iniciativa intentaría calmar los ánimos de los tories más euroescépticos que, como Liam Fox y algunos otros, apoyaron a Cameron cuando era un político joven y desconocido que luchaba por el liderazgo del partido.

Uno de los empecinados enemigos de Europa, el alcalde de Londres Boris Johnson, está en el campo de los que piden el referendo. Ayer insistió en que "una consulta debe celebrarse lo antes posible". La convocatoria resultaría aún más pertinente si Tony Blair tiene posibilidades de convertirse en el presidente del Consejo Europeo. "Finalmente los británicos se sacaron de encima a este compañero y se encuentran con que reaparece como una especie de emperador de Europa", señaló Johnson, en un artículo publicado ayer por The Daily Telegraph .

No todos los conservadores consideran que es una buena idea celebrar el referendo. "Creo que no tendría sentido y crearía un drama innecesario", opina el que fuera ministro de Asuntos Exteriores Malcolm Rifkind. El antiguo comisario europeo y ministro tory , Leon Brittan, no puede creer que "el Partido Conservador quiera celebrar un referendo si el tratado ha entrado en vigor". "Estoy seguro de que prevalecerá el buen juicio", añadió.

PUERTAS CERRADAS La posición de Cameron hacia Europa le está cerrando puertas y granjeando graves enemistades por anticipado. Los conservadores han abandonado el Grupo Popular en el Parlamento Europeo, en el que están los representantes del Gobierno de la cancillera alemana, Angela Merkel, y del presidente francés, Nicolas Sarkozy. Los tories , en cambio, se han unido a un nuevo grupo de aliados euroescépticos, entre los que hay formaciones polacas y checas muy radicales. Ni Merkel ni Sarkozy, acudirán a la conferencia de Manchester. Quienes sí estarán hoy allí son representantes de Letonia y Polonia próximos a la extrema derecha.