Las revoluciones de los países árabes ya no cuentan solo con el apoyo moral de las democracias más industrializadas del mundo sino también el financiero. La cumbre del G-8 se cerró ayer con la aprobación de un plan Marshall para la llamada primavera árabe , cifrado en un total de 40.000 millones de dólares (28.000 millones de euros) de aquí al 2013. El encuentro en la población normanda de Deauville arrojó también una declaración muy severa con Muamar el Gadafi. "Ha perdido toda legitimidad. No tiene ningún futuro en una Libia democrática y libre. Debe irse", concluye.

El encuentro del restringido club de los países ricos --al que pertenecen EEUU, Canadá, Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia y Rusia-- contó con Egipto y Túnez como invitados especiales y principales beneficiarios del plan para impulsar las economías y el proceso de instauración de la democracia. "Respaldamos vigorosamente las aspiraciones de las primaveras árabes al igual que las del pueblo iraní", indica la declaración.

En la rueda de prensa de clausura de la cumbre, Nicolas Sarkozy, presidente de turno del G-

8, no dijo la cantidad que corresponderá a cada país. Sí concretó que 20.000 millones de dólares correspondían a préstamos de organizaciones financieras internacionales, 10.000 a ayudas bilaterales y 10.000 más a aportaciones de los países del Golfo.

ENCUENTRO CON OBAMA El presidente francés se reunió por la mañana con su homólogo de EEUU, Barack Obama, y ambos expresaron su determinación a llegar hasta el final en el conflicto libio intensificando la ofensiva militar. El mandatario francés declaró que "no hay mediación posible con Gadafi". "Tiene en sus manos su destino. Si se queda, pagará las consecuencias", advirtió. La cumbre consagró el giro de Rusia en relación al presidente libio. Tradicionalmente opuesto a toda injerencia exterior, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, se sumó a la petición para que Gadafi se vaya. "La comunidad internacional ya no quiere más a Gadafi como líder libio", subrayó Medvédev.

ULTIMATUM A SIRIA El G-8 lanzó un ultimátum al régimen sirio. "Llamamos al cese inmediato del uso de la fuerza y la intimidación contra el pueblo y a responder a las exigencias legítimas de libertad de expresión, de derechos y aspiraciones universales. Si las autoridades sirias no tienen en cuenta este llamamiento, contemplamos otras medidas", reza la declaración, que condena el uso de la violencia contra los manifestantes en Yemen.

Sarkozy y Obama coincidieron en pedir al presidente Bashar el Asad que dirija la transición o "que abandone el poder y deje paso a la democracia". Similar mensaje dirigieron a Irán, reclamando a las autoridades que cesen "de reprimir al pueblo" y levanten las restricciones a la libertad de circulación y de comunicación de la oposición.

Preguntado por las manifestaciones de indignados que piden reformas democráticas en España, Sarkozy fue respetuoso, pero distinguió entre estas protestas y las de los países árabes. "España es una gran democracia, no es lo mismo manifestarse allí que en Túnez o Egipto, que no eran democracias", dijo.

En relación al conflicto israelo-palestino, el G-8 expresó su total apoyo a "la concepción de la paz expresada por el presidente Obama" sobre la base de las fronteras de 1967 e instó "a las dos partes implicadas a retomar las negociaciones de fondo con el objetivo de alcanzar un acuerdo marco sobre todas las cuestiones del estatuto final".