Los dirigentes de las ocho grandes potencias mundiales (G-8) se comprometieron ayer a realizar una "reducción sustancial", pero sin fecha, de las emisiones de los gases causantes del calentamiento del planeta para frenar el cambio climático. EEUU, el mayor contaminante, impidió que se incluyera en los acuerdos de la cumbre el compromiso para reducir en un 50% las emisiones de los gases de aquí al 2050, respecto a su nivel de 1990, como querían los países europeos.

La cancillera alemana y presidenta anual de G-8, Angela Merkel, solo consiguió que EEUU y Rusia aceptaran "tomar seriamente en consideración los compromisos realizados por la Unión Europea (UE), Canadá y Japón de reducir al menos a la mitad sus emisiones globales de aquí al 2050". El texto pactado, sin embargo, no menciona cual es el año de referencia para ese recorte, lo que debilita más el compromiso ante el fuerte incremento de las emisiones de gases.

Merkel tampoco logró que el G-8 suscribiera el objetivo de lograr que la temperatura mundial suba menos de dos grados centígrados respecto a su nivel preindustrial, a pesar de que los científicos coinciden en que un aumento superior desencadenará un cambio climático de dimensiones incontrolables. El mayor éxito de Merkel fue lograr que EEUU aceptara negociar en el marco de la ONU el nuevo acuerdo para frenar el cambio climático, que debe sustituir a Kioto a partir del 2012. Merkel destacó que el compromiso constituye una "señal fuerte" para la conferencia de la ONU de diciembre en Bali que preparará el acuerdo posterior a Kioto.

Organizaciones ecologistas como Greenpeace y Oxfam expresaron de inmediato su "profunda decepción" por la incapacidad del G-8 de asumir objetivos cuantificados específicos para reducir las emisiones de gases.