El socialdemócrata Alan García estaba ayer cada vez más cerca de ser el rival del exteniente coronel Ollanta Humala en la segunda vuelta de las presidenciales peruanas, pero la intriga se mantenía en la escena política porque Lourdes Flores, que pelea por el mismo lugar, dijo que no reconocerá su derrota hasta que se cuente "el último voto". Escrutado oficialmente el 84,3%, Humala, de Unión por el Perú (UPP, nacionalistas) llegaba al 30,86% de las adhesiones. Mientras tanto, García, del Partido Aprista, obtenía el 24,69% frente al 23,60% de Flores, de Unidad Nacional (UN).

Los especialistas consideran que esa diferencia de más de un 1% entre el aprista y la abanderada del centroderecha es prácticamente irremontable. Cerca de Flores piensan, no obstante, que con el 15% todavía sin escrutar, el milagro aún es posible. La última gota de esperanza ha sido puesta en los votos que llegan del exterior y que fueron ampliamente favorables a UN. Sin embargo, el diario El Comercio aseguró que esos sufragios ya han sido contabilizados en su gran mayoría.

Algunos analistas estiman que la decisión de la candidata de mantener la incertidumbre busca condicionar políticamente a García.