Llegó, vio y no convenció. Tras una gira de varios días por Bagdad y el Kurdistán iraquí, el general en la reserva Jay Garner, el virrey de Irak, asistió a su primera rueda de prensa protegido por tanques y blindados, y con un estricto régimen de acreditaciones que dejó fuera de la sala de conferencias a muchos corresponsales extranjeros. Ante el caos existente en Irak tras el fin de las hostilidades, Garner prometió iniciar la formación del nuevo Gobierno iraquí la próxima semana.

En su primer viaje por Irak, Garner evitó deliberadamente trasladarse hasta el sur iraquí, donde reside el grueso de los cerca de 17 millones de shiís iraquís, y se concentró en los barrios del oeste de Bagdad y en las provincias norteñas iraquís, donde sabía, cuando menos, que la acogida no sería hostil. "Comenzaremos a ver el inicio del proceso para la formación de un Gobierno a finales de la semana que viene", declaró. Garner añadió que "habrá caras iraquís en él. Será dirigido por iraquís".

AMENAZA

Garner se distanció ayer de Chalabi, presidente del Congreso Nacional Iraquí (CNI) e, incluso, restó legitimidad a Mohamed Zubeidi, miembro del CNI y autoproclamado gobernador de Bagdad, del que dijo que sería apartado de la alcaldía si la población lo pide.