La Compañía Palestina de Electricidad y hospitales de Gaza volverán a recibir hoy fuel para sus turbinas y generadores, pero no entrará gasolina para los automotores, informó esta mañana radio Israel. El ministro israelí de Defensa, Ehud Barak, levantó anoche la prohibición de abastecer combustibles a esa Compañía, que debido a ello dejó de prestar sus servicios el domingo por la noche, lo que dejó sin electricidad a 800.000 palestinos.

La mayor parte de la población de ese territorio palestino gobernado por el Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamas) pasó la noche a oscuras y sin poder calentar sus hogares. Según la emisora, desde hoy también proveerá Israel gasóleo para uso doméstico, medicinas, alimentos y bolsas de nailon, solicitadas por la UNRWA, la Agencia de la ONU de ayuda a los refugiados palestinos, quienes constituyen la mayoría de la población de Gaza.

En cambio, por disposición de Barak, que también ordenó cerrar los cinco pasos fronterizos con Gaza debido a una escalada de los ataques con cohetes Al Kasam por milicianos palestinos contra localidades del sur de Israel, los automovilistas palestinos seguirán sin gasolina. Portavoces de Hamás en Gaza y allegados del presidente palestino Mahmud Abás se adjudicaban el levantamiento de la prohibición israelí a sus respectivas gestiones ante la comunidad internacional.

Respuesta palestina al castigo

En medios militares de Israel se decía que esas restricciones, vistas como un castigo colectivo, tuvieron un efecto positivo pues los milicianos de Gaza, habituados a disparar decenas de sus cohetes contra la ciudad vecina de Sderot, lanzaron ayer, y sin consecuencias, sólo tres, además de tres proyectiles de mortero.

Esta mañana, los milicianos palestinos volvieron a disparar otros tres de esos proyectiles contra Sderot, en el sur de Israel, pero sin consecuencias, informaron fuentes policiales. "Debemos ejercer presión y más presión sobre Gaza", declaró anoche Barak en un foro interdisciplinario al explicar la política adoptada por el Ministerio de Defensa.

"Lo que a nosotros nos importa es que los habitantes de Sderot y del (desierto del) Néguev occidental vivan en calma y, si para conseguirlo es necesario que haya ruido en la otra parte (Gaza), habrá ruido", dijo el ministro israelí, líder del Partido Laborista. Barak señaló que "hicimos casi todo" para evitar que los milicianos de Gaza ataquen a la población israelí que reside en localidades urbanas y rurales alrededor de ese territorio del que el Ejército israelí se replegó en 2005, "pero ellos sigue disparando".

"Nosotros haremos todo para que entiendan y que reine la calma. Yo sé que es difícil (para la población palestina) pero para mí es más importante nuestra calma que la de ellos", agregó. Barak, que hace menos de dos semanas ordenó intensificar las operaciones de las Fuerzas Armadas en la franja de Gaza, prometió que "nosotros vamos a solucionar el problema de los Al Kasam". El levantamiento de la prohibición de abastecer de carburantes a Gaza y la reanudación de asistencia humanitaria no influirá sobre las operaciones de las Fuerzas Armadas, que seguirán operando contra los milicianos como hasta ahora, según fuentes militares israelíes.