El pulso armado entre Hamás y Al Fatá en Gaza volvió a recrudecerse ayer con una nueva oleada de violencia que dejó cinco muertos y una decena de secuestros a pesar de la vigencia del segundo alto el fuego declarado por ambas facciones en diciembre. Esta atmósfera de inseguridad y caos llevó ayer a las fuerzas de seguridad palestinas a pedir a todos los extranjeros que abandonen Gaza por temor a que sean secuestrados.

La última víctima de esta espiral, el fotógrafo peruano de la agencia France Presse Jaime Razuri, sigue en paradero desconocido desde el lunes. Su vida, según sus colegas, corre "un serio peligro", ya que necesita medicarse por una afección cardiaca.

Después de varios días de escaramuzas aisladas en Gaza y Cisjordania, la jornada sangrienta de ayer volvió a convertir la tregua en papel mojado. La peor parte se la llevaron los cuadros de Al Fatá. Tres policías de la Seguridad Preventiva, leal al presidente Abbás, fueron asesinados tras ser atacados los vehículos en los que viajaban en Jan Yunis, en el sur de Gaza. Fuentes nacionalistas culparon a Hamás de las muertes. En el norte fue abatido un militante, también de Al Fatá, además de una mujer, atrapada en el fuego cruzado.