Un tercio de Gaza continúa hoy sin electricidad después de que la única central eléctrica de la franja se viese obligada en la tarde de ayer a interrumpir su suministro por una falta de combustible motivada por el bloqueo israelí. La interrupción de la actividad en la planta, que cubre un tercio del consumo eléctrico en la franja, ha dejado sin flujo a la ciudad de Gaza, y a los campos de refugiados de Al Bureij y Nuseirat, al sur de la capital.

Un tercio del millón y medio de habitantes de la franja palestina está afectado por esta medida, que ha encendido las alarmas ante el riesgo de una crisis humanitaria en un territorio donde el 80 por ciento de la población vive ya gracias a la ayuda internacional. Anoche, la población se arremolinaba en torno a las panaderías por miedo a que comiencen a escasear bienes básicos, mientras que los hospitales temen que el "apagón" les impida funcionar.

Altos mandos militares israelíes reconocen en la edición de hoy de "The Jerusalem Post" que la comida comenzará a escasear mediada la semana y quizás lo hagan también las medicinas. A última hora de la noche, el Ministerio israelí de Exteriores hizo público un comunicado en el que acusaba a Hamás -que controla la franja desde junio pasado- de "exagerar ampliamente" el riesgo de crisis humanitaria y le responsabilizaba de la situación por lanzar cohetes artesanales desde Gaza contra Israel.

En represalia por estos proyectiles, Israel cerró el pasado jueves todos los pasos fronterizos con Gaza, incluyendo los humanitarios, y, con ello, puso fin al flujo de combustible para la central eléctrica y gasolineras, así como la entrada de productos alimentarios básicos y medicamentos. En este sentido, la diplomacia hebrea subraya además que Israel y Egipto siguen vendiendo electricidad a Gaza, lo que cubre "cerca de tres cuartos las necesidades eléctricas de Gaza", un cálculo algo superior al de las autoridades de la planta que ayer dejó de operar. En cambio, fuentes de las fuerzas de seguridad israelíes citadas hoy por el diario "Haaretz" reconocen que las dificultades originadas por la medida son mayores de las que el Gobierno esperaba.