"No me acuerdo ni jota". "Es muy difícil saberlo". "Es posible". Durante los interrogatorios del caso, el general se mostró tan lúcido que pudo seguir a pie juntillas las indicaciones de sus abogados. Las evasivas no parecieron ser las de un demente. "La letra parece que es mía", dijo Pinochet cuando el juez Carlos Cerda le mostró su firma. "Oscar Aitken es un alumno mío, le tengo gran cariño y confianza", señaló sobre su albacea, también procesado. El dictador dijo que nunca robó: sólo tuvo suerte comprando acciones. Y si abrió una cuenta con el nombre de Daniel López fue porque en Estados Unidos eso "no es pecado".