El presidente de Georgia, Mijaíl Saakashvili, decretó ayer el estado de excepción en todo el país, debido a los "desórdenes" protagonizados por la oposición y al intento de "golpe de Estado", y lo amplió durante 15 días. En un primer momento, el primer ministro, Zurab Nogaideli, limitó el estado de excepción a la capital, Tiflis, pero el ministro de Economía precisó que éste se extendía a todo el país.

Varios líderes de la oposición, que demandaban la renuncia irrevocable de Saakashvili, han sido detenidos en las últimas horas y podrían ser acusados de colaborar con los servicios secretos rusos, a los que el presidente acusó de formar un "gobierno paralelo" para usurpar el poder. "Durante el período de vigencia del estado de excepción se prohibirán las manifestaciones y mítines, y los llamamientos a la toma violenta del poder en los medios de comunicación", dijo Nogaideli.

Según la Constitución, el Parlamento deberá ratificar el decreto presidencial en las próximas 48 horas.

El presidente de la OSCE, Miguel Angel Moratinos, pidió a las autoridades de Georgia y a la oposición que mantengan la calma y un "diálogo constructivo".