El Gobierno chileno advirtió hoy que los militares presos por violaciones a los derechos humanos "no están en un hotel" en alusión a un asado que se le ofrecería este miércoles a un exbrigadier condenado a 144 años de cárcel por esos hechos.

La ministra portavoz de Gobierno, Cecilia Pérez, dijo a los periodistas que no se ha habido ninguna petición para este presunto "asado de camaradería", el que se efectuaría en el penal Cordillera, un recinto especial donde se encuentran purgando condena varios oficiales del Ejército chileno.

Según el diario electrónico El Mostrador, el almuerzo sería en honor del exbrigadier Miguel Krassnoff, una invitación que sólo ha circulado en Internet, entre los mismos camaradas de armas del militar, pertenecientes a la generación de 1967 del Ejército.

Krassnoff estuvo a cargo de una de las brigadas de la temible Dirección Nacional de Inteligencia Nacional (DINA), el primer aparato represor de la dictadura, que según los informes de organizaciones de derechos humanos, torturaron a más de 28 mil chilenos, asesinaron a 2.500 presos políticos e hicieron desaparecer a más un millar de opositores.

En tanto, la ministra de Justicia Patricia Pérez indicó esta noche que "no se autorizará la comida" y que tampoco se ha ingresado la solicitud en Gendarmería de Chile (guardia de prisiones).

En esta misma línea, el subsecretario de Justicia, Juan Ignacio Piña, confirmó que no hubo ninguna solicitud formal para llevar a cabo este evento.

"Hay que dejar en claro que no hay autorización porque no ha habido ninguna solicitud formal, y no habiendo solicitud formal no cabe que se realicen este tipo de eventos. Si hubiera existido este tipo de solicitud tampoco sería procedente una celebración de esa naturaleza", recalcó.

Hace dos años, un acto de homenaje por Krassnoff realizado en el municipio capitalino de Providencia, fue repudiado por más de mil personas, víctimas de la dictadura.

Varios de los invitados que llegaron a la reunión convocada por el entonces alcalde de ese ayuntamiento, Cristián Labbé, exguardaespaldas del dictador Augusto Pinochet, en un club situado en la parte oriente de la capital chilena, recibieron una lluvia de escupitajos y fueron insultados duramente por los manifestantes.

En la ceremonia, en la que se suponía se iban a reunir unas 200 personas vinculadas a la derecha conservadora, se presentó la cuarta edición del libro "Miguel Krassnoff, Prisionero por servir a Chile", de Gisela Silva.