El partido Cristiano-demócrata holandés (CDA) dio ayer luz verde a su máximo dirigente, el exministro de Exteriores, Maxime Verhagen, para que selle una alianza gubernamental con los liberales, lo que implica aceptar como socio en el parlamento al antimusulmán y xenófobo Partido para la Libertad (PVV), del ultraderechista Geert Wilders. Aunque Verhagen ya pactó el acuerdo el pasado martes, las discrepancias surgidas en el seno del CDA le obligaron a convocar para ayer sábado un congreso extraordinario. El 68% de los delegados aceptaron la alianza entre ambas fuerzas, contra un 32% que votaron en contra del pacto.

Estos últimos hicieron un llamamientos desesperado para que el pacto con Wilders no llegara a materializarse. "No hagáis esto a la gente de nuestro país, ni a nuestro partido", clamó el exministro de Justicia, Hirsch Ballin. "Un millón y medio de personas de nuestro país han votado por el PVV, no tenerlos en cuenta no nos ayudará a reducir los problemas", se defendió Verhagen.