Honduras retrocedió 30 años, a la época de los regímenes militares, y se apresta a meses de ostracismo tras pegar ayer un sonoro portazo a la Organización de Estados Americanos (OEA), poco después de que el secretario general del organismo americano, José Miguel Insulza, concluyera agriamente y sin éxito su visita a Tegucigalpa para lograr la vuelta al poder del presidente, Manuel Zelaya, que fue derrocado hace una semana y planea regresar hoy al país. La asamblea general de la OEA iba a suspender anoche a Honduras. Pero el Gobierno de facto de Tegucigalpa se adelantó a la sanción, denunció la Carta de la organización y anunció su retirada de la misma. "Esta crisis va a durar mucho tiempo", dijo Insulza.

Zelaya aseguró que volverá hoy a la capital del país, Tegucigalpa, junto a "varios presidentes y miembros de comunidades internacionales", y pidió a sus seguidores que lo vayan a recibir sin armas al aeropuerto, ahora tomado por el Ejército. Los fieles a Zelaya han formado un Frente Nacional de Resistencia y ayer protagonizaron la manifestación de protesta más nutrida de la semana. El presidente depuesto resaltó que "en Honduras hay una especie de barbarie" y advirtió a los golpistas: "Están rodeados".

EXIGENCIA INTERNACIONAL El secretario general de la OEA recibió el viernes un no como una catedral a la exigencia internacional de restituir en su cargo a Zelaya por parte tanto de la autoridad judicial como de la Iglesia, que ayer bendijo por televisión al régimen golpista y al nuevo presidente, Roberto Micheletti, y le pidió a Zelaya que reconsidere su regreso, porque "podría desatar un baño se sangre". Ya en su primera entrevista, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Jorge Rivera, espetó a Insulza: "La decisión está tomada y es irreversible, hagan ustedes lo que quieran. Nuestras leyes no se manosean".

Poco después de que el secretario general de la OEA reconociera que "no existe disposición" de las nuevas autoridades hondureñas para "revertir la situación", como exigió el organismo en el ultimátum que concluyó ayer, el Gobierno de facto se adelantó a la sanción prevista y renunció a pertenecer a la organización americana "con eficacia inmediata". Sin embargo, Insulza señaló que esa renuncia "no tiene efecto jurídico", ya que "el Gobierno de Micheletti no está reconocido por los otros 34 países miembros de la OEA ni por la comunidad internacional". El chileno, decepcionado, resaltó que el golpe militar "es un muy mal ejemplo para la región". En cualquier caso, el país afronta al menos siete meses de un aislamiento que afectará a los humildes, que suman más de la mitad de los 7,2 millones de hondureños. "Esto es un golpe de Estado contra los más pobres", destacó la premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, que llegó también a Tegucigalpa.

El presidente venezolano, Hugo Chávez, anunció la suspensión del envío de hidrocarburos al país centroamericano.

El aquí conocido como el barco del petróleo ya no atracará en puerto hondureño. "Uno de los impactos que va a tener esto es el incremento de los precios de la gasolina en esa nación", señaló Chávez.

UN ATROPELLO "Este Gobierno golpista de oligarcas nos está atropellando, pero tenemos la capacidad, la valentía y la gallardía para resistir", aseguró Miguel Aguilar, presidente del sindicato de energía eléctrica y ahora destacado dirigente del Frente Nacional de Resistencia contra el nuevo régimen. Aguilar reveló a este enviado especial que este frente está compuesto por "unos 60 coordinadores, representantes de todas las organizaciones sociales del país: estudiantes, abogados, doctores, intelectuales, obreros, campesinos y amas de casa". Es "la resistencia del pueblo", afirmó, "un movimiento que está creciendo día a día".

El sindicalista se mostró convencido de que los opositores van a "llenar las calles con las manifestaciones más grandes de la historia", ya que "millares de compañeros se acercan caminando por trochas para superar los obstáculos que están poniendo los militares".

Y aseguró: "Vamos a acabar por sitiar la capital y otras ciudades, como San Pedro Sula y La Ceiba, así como los puertos y aeropuertos del país. Vamos a paralizar el comercio con la toma de carreteras y fronteras".

Miguel Aguilar dijo que hoy irán al aeropuerto a recibir a Zelaya, "siempre con ansias pacíficas". Aunque añadió: "Si es preciso daremos la vida para defender el Estado de derecho. Estamos listos para la resistencia tanto si Zelaya entra como si no". Y confió en la victoria, "con la ayuda de Dios y el pueblo".