Sorprendente dimisión en Finlandia. El primer ministro, Juha Sipila, comunicó ayer su renuncia al frente del Gobierno tras fracasar su proyecto de reforma sanitaria, una decisión que se produce a cinco semanas de que el país nórdico celebre nuevas elecciones parlamentarias. «Soy un hombre de principios y en política hay que asumir la responsabilidad», quiso remarcar Sipila.

Aunque el líder del Partido de Centro consiguió sellar un acuerdo de mínimos con los miembros de su coalición formada por centristas, conservadores y ultraderecha, la propuesta final fue tumbada por el comité parlamentario de asuntos constitucionales al considerar que no respetaba la igualdad de derechos de todos los finlandeses. Su propuesta constaba con la centralización de los servicios sanitarios así como un impulso al sector privado, ambos puntos muy discutidos.

A pesar de haber entregado su dimisión al presidente finlandés, Sauli Niiniströ, Sipila seguirá al frente del Ejecutivo en funciones hasta el próximo 14 de abril, cuando se celebran los comicios.Llegado al poder en el 2015 tras dar el salto de la empresa privada a la política, Sipila hizo de esa reforma uno de sus pilares electorales, consciente de que es necesario reducir los costes de tratamiento de una sociedad cada vez más vieja. Un factor crucial para un país donde actualmente hasta 5,4 millones de personas tienen más de 65 años. Los estudios indican que esta proporción se disparará hasta un 26% para el 2030, una de las tasas de envejecimiento más rápidas de todo el continente.

Ese declive social, también afectado por una baja tasa de natalidad, supondrá una mayúscula para mantener la sostenibilidad de las finanzas públicas a largo plazo. Aunque todos los partidos coinciden en que hay que impulsar una reforma, discrepan en su aplicación: unas diferencias sobre el modelo sanitario que han atragantado esta necesaria medida a lo largo de más de una larga década.

DEBACLE ELECTORAL / El gesto de resignación del primer ministro inquieta a la oposición, que sospecha de un posible movimiento electoralista. En un país que ha hecho bandera de la salud de su Estado del bienestar, las políticas de austeridad y los recortes aplicados en las ayudas sociales por la coalición conservadora encabezada por Sipila se pagan caro. Así, el Partido de Centro que lidera apunta a tan solo un 15% de los votos, una caída de seis puntos que le llevaría a ser tercera fuerza del país.

La principal fuerza opositora, el Partido Socialdemócrata, aspira a echar a la coalición de centroderecha del Gobierno. Las encuestas le dan un 20,6% de sufragios, siendo el más votado. Los otros dos miembros del Gobierno obtendrían resultados opuestos. La derechista Coalición Nacional mejoraría un poco sus resultados, y sería el segundo partido del país con un 18,5% de los votos, mientras que la ultraderecha recibiría un duro revés electoral.