Córcega será el banco de pruebas de la voluntad descentralizadora del Gobierno del primer ministro francés, Jean-Pierre Raffarin. Acompañado por el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, Raffarin anunció ayer en la isla su intención de convocar un referendo el 6 de julio para que los corsos se pronuncien sobre un nuevo estatuto. "Podrán así elegir las instituciones políticas que gobernarán la isla", aseguró Raffarin, para quien el referendo es el "mejor testimonio" de que "la República no tiene miedo de los corsos".

ASAMBLEA UNICA

La propuesta gubernamental, apoyada por el presidente, Jacques Chirac, prevé la unificación de los dos departamentos actuales en una circunscripción. En ella se elegiría una Asamblea única por sufragio universal que tendría competencias para decidir "la estrategia y los presupuestos" de la isla. Córcega contaría también con dos consejos territoriales.

Si los corsos aprueban el plan, el Gobierno pondrá en marcha dos proyectos de ley en los que definirá la forma de escrutinio de la Asamblea y su poder legislativo.

Pese a los reproches de la derecha por no paralizar el proceso de autonomía mientras siguieran los atentados, el ministro del Interior consideró que el cese de la violencia no es un requisito imprescindible para poner en marcha el nuevo estatuto. Sarkozy afirmó que plantear el fin de los atentados como cuestión previa supondría "dar un poder considerable a los más violentos". Raffarin afirmó que el en el referendo será una forma de "decir no a la violencia".

DIVISION DE OPINIONES

La nueva configuración territorial es vista con buenos ojos por la mayoría de los miembros de la Asamblea de Córcega, pero no por los nacionalistas, que temen que los nuevos consejos territoriales sean poco más que los actuales departamentos disfrazados. La izquierda está dividida.