Zarpazo a las empresas privadas de seguridad extranjeras que operan en Irak. El Gobierno de Bagdad decidió ayer retirar la licencia a la más poderosa, la estadounidense Blackwater, una guardia pretoriana involucrada en un tiroteo que costó la vida a ocho personas, la mayoría civiles, el pasado domingo. Las autoridades han pedido al personal de esta empresa, formada por mercenarios y entre cuyas funciones está proteger la embajada de EEUU, que abandonen el país.

Blackwater opera en Irak desde el inicio de la guerra y tiene en nómina a 1.000 agentes, gran parte de ellos veteranos de guerra. Su función es proteger, a cambio de grandes sumas de dinero del Gobierno de Washington, a diplomáticos y empleados de firmas extranjeras. El director de operaciones del Ministerio del Interior iraquí, Abdul Karim Jalaf, afirmó que los hombres involucrados en el tiroteo del domingo deben permanecer en el país. "Hemos abierto una investigación criminal", señaló, tras recordar que, a diferencia de los soldados de EEUU, los empleados de compañías de seguridad privada sí pueden ser juzgados en Irak. Los hechos ocurrieron a media mañana en el barrio de Mansur, en Bagdad. Los agentes custodiaban un convoy de seis vehículos en el que viajaba personal del Departamento de Estado de Estados Unidos. Según la Embajada estadounidense en Irak, un coche bomba estalló al paso de la caravana y un grupo de desconocidos disparó contra los vehículos.

Testigos de los hechos dijeron que se produjo una explosión --dos proyectiles de mortero, según el Ministerio del Interior-- y después un tiroteo que duró unos 20 minutos. Al parecer los mercenarios dispararon a discreción. Además de los ocho muertos, otras 14 personas resultaron heridas. El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, calificó el incidente de "crimen". Washington, que ha abierto una investigación, calificó el tiroteo de "terrible incidente".