Los sangrientos disturbios en Kirguistán, en los que murieron al menos 75 personas, continuaron ayer en esa antigua república soviética en Asia, pese a la formación en la capital de un Gobierno interino por la oposición, Ejecutivo que Rusia se apresuró en reconocer. Mientras, el derrocado presidente Kurmanbek Bakiev, escondido en el sur del país, su feudo natal, rompió su silencio y aseguró en un comunicado que se negaba a dimitir.

"Tenemos un Gobierno interino, y estoy al frente de él", declaró la líder opositora y exministra de Asuntos Exteriores, Rosa Otunbáieva. A través de una llamada telefónica del primer ministro, Vladimir Putin, Moscú manifestó a las autoridades surgidas de los disturbios que les reconocía como Gobierno. Otunbáieva aseguró que la oposición controlaba "plenamente" los cuerpos de seguridad y las Fuerzas Armadas. Además, informó a Putin de que en el plazo de seis meses su Gobierno elaboraría una nueva Constitución y convocaría elecciones parlamentarias y del presidente.

Pese a todas estas declaraciones, por la noche se volvieron a repetir los disturbios del día anterior en Biskek. El golpeteo de las armas podía oírse junto a la sede de la policía, donde un millar de personas intentaron asaltarla, aunque al final fueron repelidos. El Centro Telefónico también fue asediado por cientos de personas que, de tener éxito, podrían cortar las comunicaciones telefónicas terrestres. Pese a contar con el apoyo del Ejército y las fuerzas del orden, el Gobierno interino no logra controlar los grupúsculos criminales que circulan por Biskek.

ULTIMA PALABRA DE EEUU Contrariamente al reconocimiento de Rusia, EEUU se guarda su última palabra y se limita a describir a Otunbáieva, como "líder de la oposición". Un diplomático de EEUU se reunió con la dirigente, aunque, a su salida, solo llamó a la calma y pidió respeto por "los principios democráticos", según el Departamento de Estado.

Rusia y EEUU mantienen una pugna por la influencia en esta estratégica exrepública soviética. Washington cuenta con la base aérea de Manás, por la que transitan aviones y equipamientos con destino a Afganistán. Moscú también mantiene una base militar en su territorio.

"Solo debe existir una base militar en Kirguistán, la base rusa. Bakiev no ha cumplido con su promesa de cerrar la base estadounidense", indicó ayer una fuente del Gobierno ruso, citada por Reuters. El Gobierno interino garantizó a EEUU que el estatus de Manás no cambiará.