El primer ministro palestino, Salam Fayyad, ha presentado este lunes la dimisión en bloque de su Gobierno al presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, que la ha aceptado ya le ha encargado a Fayyad la formación de un nuevo gabinete. "La formación del nuevo Ejecutivo tendrá lugar lo más pronto posible", ha asegurado el ministro Alí Jarbawi. Abbas le ha encomendado a su primer ministro que forme un Gobierno que incluya a representantes de las diversas facciones políticas palestinas y no solo de Fatah, el partido que lidera el presidente. Se espera que la reforma del gobierno se prolongue durante las próximas dos semanas y que el número de ministros se reduzca de los 21 actuales a 19. Un alto cargo palestino ya avanzó el domingo la intención de Fayyad de disolver el Ejecutivo. A finales del año pasado Abbas ya expresó su intención de reformar el Gobierno, pero las revueltas populares en Túnez y Egipto retrasaron la crisis de gobierno. El pasado 31 de enero, en plenas protestas de los tunecinos y los egipcios, Fayyad, un economista independiente respetado por Occidente, ya hizo una llamada a las formaciones palestinas a "empezar a reflexionar seriamente sobre las elecciones generales". De hecho, esta dimisión del Gobierno se interpreta como una acción preparatoria de las elecciones de septiembre y como un intento de lavar la cara a la presidencia de Abbas, cuya credibilidad ha quedado en entredicho después de que se filtraran las concesiones que los palestinos hicieron a Israel durante las negociaciones de paz de la pasada década y que han causado la dimisión, el sábado, del negociador jefe palestino, Saeb Erekat. Convocatoria electoral Esta dimisión en bloque se produce dos días después de la Autoridad Nacional Palestina anunciara, influida por las revueltas de Egipto y Túnez, según algunos analistas, la convocatoria de elecciones presidenciales y legislativas para septiembre en los territorios ocupados. La cita con las urnas tiene pocas posibilidades de prosperar, ya que el movimiento islamista Hamás, que gobierna en Gaza, se ha apresurado a anunciar su rechazo a la convocatoria por considerar que solo puede aumentar la división con Al-Fatá, la otra gran facción palestina. Es precisamente la división política entre la ANP y el Gobierno de Hamás en la franja mediterránea la que ha impedido hasta ahora la celebración de comicios, pese a que los mandatos presidencial y parlamentario han expirado.