El miércoles, el Gobierno de Silvio Berlusconi solicitó ayuda financiera a la Unión Europea para hacer frente a las consecuencias del seísmo del pasado lunes, pese a que el primer ministro italiano había rechazado el ofrecimiento de varios países europeos. "Estamos en condiciones de responder solos a las necesidades. Somos un pueblo orgulloso que tiene recursos", afirmó jactancioso. Pero apenas 24 horas más tarde, el embajador de Italia ante la UE solicitó formalmente ayuda en una primera reunión de trabajo con la Comisión. El país necesita diez semanas para poder evaluar los daños y los recursos disponibles.