El Ministerio de Defensa español salió ayer al paso de las críticas vertidas por el antiguo administrador estadounidense de Irak, Paul Bremer, contra el supuesto comportamiento pasivo de los militares españoles en Nayaf y Nasiriya, y señaló que los soldados hicieron su trabajo con "profesionalidad y eficacia".

Frente a la versión de Bremer de que los militares "se negaban a combatir" y "estaban sentados encima de los tanques sin hacer nada", un portavoz del ministerio que dirige José Bono explicó que los soldados llevaron a cabo su trabajo con total profesionalidad. El portavoz subrayó que la labor de las tropas españolas en Irak no puede ser descalificada porque éstas demostraron eficacia en el cumplimiento de una misión que "no era de guerra", sino de "estabilización y apoyo a la reconstrucción".

OFENSIVA DE LOS SHIIS También el presidente del PP, Mariano Rajoy, que era vicepresidente del Gobierno cuando, el 11 de julio del 2003, José María Aznar envió la primera expedición de 1.340 soldados a Irak a las órdenes del general Alfredo Cardona, consideró que las críticas de Bremer están fuera de lugar. "Me resulta sorprendente --dijo-- que ese señor haga esas declaraciones que, en cualquier caso, podía haber hecho en su momento. Publicar un libro para decir unas cosas de las cuales nos enteramos todos ahora no deja de resultar sorprendente". Rajoy afirmó que EEUU no transmitió queja alguna sobre el comportamiento del contingente.

El general Fulgencio Coll, jefe de la División Mecanizada Brunete y responsable del contingente en Diwaniya y Nayaf cuando, el 18 de abril del 2004, el nuevo Gobierno socialista ordenó la retirada, ha reconocido que el mando estadounidense les presionaba para que combatieran a las milicias shiís. A partir de ese mes, el Ejército del Mehdi, dirigido por el joven extremista religioso Moktada al Sadr, atacó a las tropas ocupantes y dificultó las tareas de control de armamento que debían llevar a cabo los militares españoles.

"Nuestras reglas de enfrentamiento eran defensivas", ha recordado Coll, quien precisó que uno de los objetivos era evitar una reacción "todavía más hostil" de las milicias shiís y pacificar la zona, a pesar de las emboscadas y ataques constantes.