La idea de imponer un toque de queda indiscriminado a los menores puede ser pronto una norma generalizada en Inglaterra y Gales. El llamado plan de acción contra la delincuencia juvenil, que acaba de publicar el Gobierno, contempla la posibilidad de prohibir la presencia de menores en las calles en determinados lugares y momentos. También amenaza con castigar a los padres o mandarles a clases de reeducación si no obligan a sus hijos a quedarse en casa, aunque los chicos no hayan hecho nada malo.

Hasta ahora, el toque de queda está siendo impuesto a niños y adolescentes conflictivos, desde que entraron en funcionamiento los llamados ASBOs (Ordenes Contra el Comportamiento Antisocial). Estas sanciones están pensadas para castigar los delitos de gamberrismo o escándalo público. El 40% de los penalizados son menores de 18 años.