Finalmente, los nuevos amos de Mogadiscio llegaron por el sur. El viernes por la tarde, un cortejo de unos 30 vehículos pertenecientes al Gobierno Federal de Transición (GFT) recorrió la avenida principal de la capital somalí, entró en el aeropuerto, subió por una pista custodiada por tanques etíopes y llegó hasta el puerto. El primer ministro, Alí Gedi, y el ministro de Interior y viceprimer ministro, Husein Aidid, pusieron pie en tierra para una breve inspección.

Como primera medida, Gedi anunció el establecimiento de la ley marcial durante un mínimo de tres meses. El primer ministro aseguró que las fuerzas del Gobierno controlan toda la capital y que se han fijado como misión restaurar el orden, tras las refriegas y tiroteos una vez que abandonaron Mogadiscio los combatientes islámicos.

Gedi saborea las mieles de la victoria: no había pisado la capital de Somalia en los últimos 13 meses. "Ahora que los terroristas se han ido, podéis constatar que la población reclama al Gobierno", dijo, y añadió: "Nuestra prioridad es desarmar a las milicias".

Para el ministro Husein Aidid, ayer fue "un día histórico". "Hemos expulsado a quienes mantuvieron oprimida a la población durante los últimos seis meses. Ese poder demoníaco los llamados tribunales islámicos se dedicaba a saquear nuestros recursos para ponerlos al servicio del terrorismo".

Las tropas etíopes y el Ejército somalí entraron en Mogadiscio el jueves. Los etíopes estaban en segundo plano. Mohamed Hasán, un chófer, no tenía nada contra ellos. Otros --por ahora, una minoría-- eran más críticos.

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